UN POBRE EN EL PAÍS DE LOS RICOS, UN RICO EN EL PAÍS DE LOS POBRES

Cartalina y Blanca con mi madre

    Y nada mejor para superar el jet-lag que aterrizar en plenas fallas. Con qué ganas las cogí después de tanto tiempo fuera!

La chupipandi, en algún momento entre Fallas y la Feria del vino

    Toca echar cuentas y ver si esta vida es mantenible.  Han sido dos meses y medio y el gasto total incluyendo todo ha sido de 3750 euritos. 
  Que cómo lo tengo controlado? Muy fácil.  Consiste en sumar el dinero que me llevé con lo que dispongo de la tarjeta y restarle lo que me sobró. 

Pues bien, descontados 1660 en vuelos (el intercontinental y tres vuelos internos) las cuentas que me salen son estas:

CHILE Y ARGENTINA:     50 euros más vuelos.
BOLIVIA:                         20 euros más vuelos. 

    Esto hay que matizarlo. Paco Heineken contó aquí una vez que yo era muy buen “economista”. Pues bien, en Chile y Argentina he viajado con Alejandro, que es mucho mejor que yo. 
     El lleva cuatro años haciendo e milagro de los panes y los peces, viajando sin parar con un presupuesto muy limitado. Creo que solo en dos ocasiones comimos en un bar. Siempre comprábamos en el supermercado, llevábamos una despensa a cuestas en las mochilas y cocinábamos o nos hacíamos bocadillos. Siempre que pudimos dormimos en las casas de nuestros generosos couchsurferos, y cuando no, lo hacíamos en  lo menos caro que encontrábamos y en habitación triple.

Aún con estas estrecheces gastábamos un dineral, contando aviones más de 2.000 al mes, nada preocupante si fuéramos de vacaciones, viajando solo un mes al año, pero un presupuesto difícil de mantener cuando viajar es tu forma permanente de vida.

      Por otro lado encontramos Argentina abusívamente cara hasta que conseguimos acceder al cambio en el mercado negro. El gobierno mantiene un tipo de cambio forzado e irreal, dan unos 7 pesos por euro. Pero con una inflación del 30% y los antecedentes del corralito los argentinos huyen de los pesos y llegan a ofrecer 10  por cada euro. Es una economía a punto de estallar. Me pregunto cuantos dólares y euros tendrán los argentinos escondidos en sus colchones…

    Por el contrario, en Bolivia he vivido como un señor. Todos los días desayunaba, comía y cenaba fuera lo que me apetecía, casi siempre por menos de un euro. Además, a todo el que me pidió le invite a comer. Cuando he salido de pafetos no he reparado en birras ni en pagar rondas, y los hostels eran bastante mejores pero costaban entre 5 y 10 euros. 

  He sido un pobre en el país de los ricos y un rico en el país de los pobres. 

  Pero es que además, a mi personalmente, me resultan mucho más interesantes los países menos globalizados que los países ricos. Me aportan mucho más. 
    Los paisajes pueden ser fantásticos en cualquier lugar, en los canales de la Patagonia, en las Torres del Paine, el Calafate, las Salinas de Uyuni…    Pero la vida diaria, el ambiente de las calles, las historias humanas con las que  convives, son mucho más intensas en países como Bolivia, Laos, Mongolia o Marruecos. 
  
    Por contra los países ricos, y en este sentido, son mucho más parecidos los unos a los otros. La globalización los hace homogéneos. Fuera de los lugares distintivos pasear por Buenos Aires es muy parecido a pasear por Madrid, Roma o supongo, Santiago.

  Moraleja: me quedo con los países menos “desarrollados”. Prefiero ser un rico en el país de los pobres que un pobre en el país de los ricos. Pero sobre todo es que me gustan mucho más. 

    
  Ahí van algunas fotos más del viaje:

Y venga a saltar!

Postdata: próximo destino… Hospitalero voluntario en el camino de Santiago.