SEPARATISTAS Y CATALANOFÓBICOS

          Mañana muchos miles de personas formarán una cadena humana para decir que se sienten diferentes a los que no la hacen. Tanto que no están dispuestos a seguir conviviendo juntos.

       Soy nómada, vivo viajando permanentemente, andando el camino de Santiago o como mochilero por todo el mundo. Conozco a muchos catalanes, varios de mis mejores amigos son de allí, uno lo fue hasta que murió, trabajé 18 años para una empresa catalana, parte de mi familia vive en Cataluña…

        Hablo de gente estupenda, en general, catalanes con quienes congenio sin ningún problema y con los que me he pegado buenos viajes y buenas parrandas.

       ME NIEGO a que me cuenten que no podemos convivir juntos, que somos diferentes, que no podemos llevarnos bien, que somos de culturas distintas, que tenemos que poner una frontera y una aduana que nos separe, que parte de mi familia es extranjera. Es mentira. Pero es una mentira en la que hay mucha gente interesada. Los políticos. Ellos conseguirían más poder.

        Sería un fracaso de todos nosotros como humanos que no supiéramos mantener la convivencia.

       Aunque yo no acierto a entender cual es la diferencia entre un catalán y cualquier otro español, y menos aún que relevancia tiene para nada, lo cierto es que en Cataluña conviven personas de diferentes sensibilidades. Personas que se sienten desde únicamente catalanes a los que se sienten tan catalanes como españoles, pasando por todos los niveles posibles. Esto es una constante en la historia de casi cualquier lugar: gentes diferentes que cohabitan un mismo territorio. Y solo puede acabar de dos maneras: o encuentran como convivir y se respetan todas las sensibilidades, o se lían a tortas y el más fuerte hace limpieza étnica.

         Detesto a los catalanes que insultan a España y atacan a sus símbolos, a los que no saben respetar sentimientos distintos al suyo. Pero aún mayor desprecio me inspiran los que quieren a Cataluña dentro de España pero a la vez la odian;a los ultrasur que la insultan desde la masa humana. Unos y otros son minoría. El problema es que se oye más a mil que gritan que al millón que calla.

         Detesto sobre todo a los políticos que promueven el odio entre unos y otros, a los que buscan ser ministros en lugar de “consellers”. Y a los que se envuelven en la bandera para tapar hedores de corruptelas. Detesto a los que promueven estúpidos boicots a los productos catalanes. Y detesto a quienes inventan la relación colonial del “Espanya ens roba”.

         Me asusta ver que se culpe de los males económicos a la pertenencia a España, como se culpó a los judíos alemanes de perder la guerra, y como si en Cataluña no se hubiera caído en los mismos excesos de ladrillo, crédito y corrupción que en el resto. Y me asusta el tono alarmista, pre-bélico y radical de ciertos medios madrileños, algunos episcopales…

        Este mes de Agosto estuve en Bosnia. Allí cohabitaban Serbios, Bosnios, Croatas y algunas minorías. Unos son ortodoxos, otros musulmanes, otros católicos. Unos usan alfabeto latino, otros el cirílico… A pesar de todo convivieron pacíficamente durante 70 años. Hasta que de un día para otro los políticos liaron una masacre.

       En España llevamos más de 500 años juntos, compartiendo altas glorias y tristes desatinos. Ya no quedan razas. Somos todos tan mestizos como promiscua nuestra historia, tan poco católicos en un lugar como en otro. Morenitos y con cierta tendencia al jolgorio.

      Creo que la vía rupturista con España que se está fraguando con el decidido impulso del gobierno catalán nos puede llevar a una debacle económica y a un conflicto de impredecible alcance.

      Pero sobre todo creo que nos llevaría a un gran fracaso como humanos. A todos nosotros. Por dejarnos llevar por unos políticos que buscan afrentas y diferencias donde no las hay. Por no ser capaces de convivir.

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