Ya son seis las veces que me he “bajado al moro”.
Os cuento lo que opino sobre Marruecos:
No hay frontera en todo el planeta con mayor diferencia cultural y económica que las de España y Marruecos.
Nunca cruzar de un mundo a otro supuso un paso tan corto. Especialmente la frontera de Melilla con Nador es un espectáculo dantesco de africanos acechando el asalto a las vallas, mujeres trapicheando mercancías por la frontera, policías zurrándoles con la vara…
Cuando llegas a Marruecos en Ferry desde Algeciras esto es lo que te encuentras pintado en la montaña mayor:
DIOS, PATRIA Y REY.
Para mi las tres mentiras con las que tienen engañado al pueblo marroquí.
Un DIOS exigente, puñetero y omnipresente. Te hace rezarle cinco veces al día, te prohíbe el cerdo, te obliga a ayunar en Ramadán. Pero un Dios que te ofrece una vida infinitamente mejor. Después de muerto. Lástima!. Y solo si vives respetando absolutamente sus normas y a la iglesia que lo representa. En Marruecos la estructura de la iglesia se confunde con la estructura del poder político. Por tanto has de respetar ese poder establecido. Cinco veces al día y noche los imanes invocan al rezo desde los altavoces. Nadie escapa a su llamada. Es como el sonido de un lavado masivo de cerebro.
Una PATRIA con solo una historia que contar. La oficial. La que enseñan en las escuelas. Un país rodeado de enemigos; Argelia, el polisario, España…
Y sobre todo un REY. Un Rey que en la practica es dueño absoluto del país entero. Un rey caprichoso y malcriado, aficionado al lujo y que amasa una de las mayores fortunas del mundo. Un rey todopoderoso y laureado por los medios de comunicación oficiales, los únicos en realidad.
Marruecos es una gran monarquía absoluta en la que Mohamed VI actúa a sus anchas, como lo haría el mismísimo Luis XIV.
Creo que los marroquíes de hoy en día viven en conflicto entre dos grandes fuerzas opuestas que les atraen.
Por un lado sus tradiciones ancestrales, su estilo de vida y su religión. Es impensable ir en contra de esto. A nada temen más que a levantar las criticas de la comunidad.
Y por otro lado la poderosa influencia globalizadora que les llega por la televisión, el turismo y los testimonios de los emigrantes locales, así como por las incipientes redes sociales. El consumismo, la tecnología y la modernidad ejerce una gran atracción. Así los marroquíes viven a la vez en ambos mundos, en un complicado equilibrio.
Es como ver en la actualidad series de ciencia ficción de los años 70, tipo “Espacio 1999″; en el que los viajes espaciales a la velocidad de la luz conviven con trajes y peinados de hace 40 años.
Me llama la atención también el lamentable rol que les queda a las mujeres. A pesar de ser el menos malo entre los países islámicos para ellas por detrás de Turquía, el papel de la mujer es muy secundario.
Los bares están repletos de hombres, y únicamente hombres, tocándose las pelotillas todo el día. Y mientras las mujeres trabajando, sea en el campo o en la casa.
La virginidad es algo que se exige en los matrimonios, (a ellas, claro) y de hecho aún se hace la prueba del pañuelo para comprobarla. Esto hace que en las ciudades, y en ambientes más abiertos de mente, sea relativamente posible el sexo oral y anal, pero difícilmente el vaginal.
Todo cambia con los años. Cambiamos.
Excepto el desierto. El desierto sigue inmutable. Indiferente a nuestro paso efímero.
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