RETIRO EN EL MONASTERIO DE LEYRE

El monasterio de Leyre

Buscando un buen lugar para centrarme en la escritura del libro he llegado a este  Monasterio de Leyre. Los monjes bendictinos aceptan (previo pago) a huespedes, nos ofrecen convivir con ellos en su clausura y compartir algunas de sus rutinas. Advertí al monje hospedero de que soy ateo y agnóstico, y que mi intención es volcarme con mi libro, y me dijo que era igualmente bienvenido.

Los días pasan lentos, llenos de tiempo, jalonados por el tañido de las campanas, que marcan los periodos de rezo, trabajo y comidas de los monjes. El entorno natural es espectacular, en una ladera de los Pirineos y frente al embalse de Yesa, con unas vistas que alcanzan varias provincias y preciosos senderos que llevan a fuentes locales.

Como dije, la vida a veces nos permite vivir trocitos de otras vidas; fragmentos de la existencia de otras personas. Retales de historias que nos son ajenas. Yo, que tanto tiempo gasté en mi “día de la marmota” de bancario urbano, ahora gusto sobremanera de probar diferentes “días de la marmota”. Incluso la de un monje benedictino.

Los monjes, apenas conté 18, reparten su tiempo entre trabajar, dormir y rezar. Hasta siete veces al día se dedican al rezo ( La sexta, la nona, maitines ….) y sus rezos son básicamente cantados.

El monasterio es un lugar de silencio. Los monjes apenas hablan entre ellos, y aún menos con los escasos visitantes que por ahí aparecemos. Entiendo que es una norma no escrita la de no hablar salvo en defensa propia. De hecho ni siquiera se cruzan saludos. Las mujeres, esos seres que el diablo utiliza para tentarnos con la lujuria, tienen prohibido el acceso al recinto. Aunque algo me dice que pocas pasiones levantarían… Son sus normas y están en su derecho. Cuentan que la única excepción que hicieron fue con la Reina Sofia cuando les visitó.

En el comedor las mesas están dispuestas para que nadie pueda hablar con nadie. Mientras comíamos un monje leía por el altavoz textos sobre la actualidad de la iglesia, las normas de San Benito o directamente la Biblia. Observo a los monjes y me intrigan. Qué pasará por sus cabezas? Qué les movió a llevar esta vida?

Las comidas con lecturas religiosas

Impresionan tan amplios espacios, con un silencio que pesa, esos grandes lienzos, tan oscuros y obsesivos que narran la vida de los santos, esos cristos románicos amenazadores…  En sus cantos gregorianos narraban historias del antiguo testamento, los avatares del pueblo judío de Israel siempre guiado por un Yaveh teoricamente muy piadoso pero que se muestra por sus actos como sanguinario y vengativo, un dios más propio de esa época que de las posteriores.

No entraré en la opinión que me merecen las religiones, ya lo hice en su momento. Pero la experiencia resulta interesantísima, qué duda cabe. Aparte del tremendo empujón que le he dado al libro. Estos días de 24 horas son impresionantemente productivos. Muy interesante la experiencia, que a buen seguro repetiré.

Alrededores del monasterio, con estupendas caminatas

Vista panorámica de mi celda