Con los ojos vidriosillos me he despedido esta tarde de mis niños. Para evitar verguenzas mayores a las que los asiáticos no son nada dados; he acortado mi pequeño discurso. Puñetas con los niños!, han hecho que me encariñe. Me han tocao la “patata”
La vida a veces nos permite vivir trocitos de otras vidas; fragmentos de la existencia de otras personas. Retales de historias que nos son ajenas. Yo, que tanto tiempo gasté en mi “día de la marmota” de bancario urbano, ahora gusto sobremanera de probar diferentes “días de la marmota”.
Esta vez he sido profesor de inglés en el pueblo de Don Chic, en Issan, la zona más remota y pobre de Tailandia; justo en la frontera con Laos y a la orilla del río Mekong. Y debo decir que de todas las vidas que he vivido esta es de las que más me ha gustado.
Hace 8 años “viví” otra vida similar. Fui profesor de inglés en una aldea de Camboya y viví en la cabaña de la directora, sin luz ni agua.
Me gusta ir con la moto al cole por la mañana, ver a la gente activarse en sus cabañas, sortear perros y gallinas con el último frescor de la mañana.
La jornada cada día comienza igual. Todos los niños formando en filas y cantando el himno nacional mientras izan su gloriosa bandera tailandesa. Y yo cada día canturreandome para mis adentros …Tailandia, Tailandia, Tailandia landia landia….con la música del himno español.
Y después, con mucha calma, comenzábamos las clases. Al principio solo tenía una clase cada hora, pero a partir del tecer día la cosa cambió, Los niños preferían estar conmigo porque era la novedad y hacíamos más juegos; y los profesores preferían escaquearse cuanto pudieran aprovechando mi estancia. Así que desde el tercer día me dejaron a los 23 niños de la escuela durante toda la mañana y ellos se cogieron unas vacaciones. De vez en cuando alguno asomaba por la clase con ganas de fiesta.
SANOOK! quizás la palabra más importante en Tailandia. DIVERSION, hay que ver la fiesta que montan de cualquier tontada! Si uno resbala se parten de risa. O si dice cualquier chorrada. Vaya un público agradecido!
Son muchas las cosas que me fascinan de la fantástica Tailandia, y un día las contaré aquí.
Por ejemplo… Me sorprende la inmensa felicidad, tan evidente, de niños y maestros. En esta pobre aldea de la pobre región de Isaan si de algo andan sobrados es de alegría. Los niños juegan sin descanso en clase, en la pista de volley, en las calles… La gente me regala amplias sonrisas cuando paso con mi moto, cualquier persona con que me cruzo me saluda e inicia conversación en thai. De todo hacen diversión.
Eso si, qué poquito aguantan de lección. Solo quieren que juegos.
3 comentarios
Jesus
18 marzo, 2015, a las 13:39 (UTC 1) Enlace a este comentario
Hola. Interesantísimo lo que cuentas y seguro que también lo que no cuentas. ¿Cual es la forma para ofrecerse de profe en este tipo de coles? ¿Qué requisitos te piden?
Abrazo
Elveranomaslargo
20 marzo, 2015, a las 21:18 (UTC 1) Enlace a este comentario
Requisitos? Te sorprenderías, Jesus…
Solo uno: pagar a la ONG. Ni siquiera importa si hablas ingles bien, una voluntaria que conocí apenas hablaba ingles. Es un negocio redondo, cobrar a precios de primer mundo servicios del tercero.
Lo contaré mejor en la próxima entrada…
Nikita Nipone
23 marzo, 2015, a las 17:47 (UTC 1) Enlace a este comentario
Es muy bonito lo que cuentas Josan. Desde luego, creo que merece totalmente la pena haber cambiado tu vida de banquero por ” hacedor de sonrisas” y ayudar a esas gentes en lo que puedas ayudarles. También es una suerte para todos nosotros que lo compartas y nos hagas partícipes. Sigue haciendo sonrisas, que los demás, a través de tí, también las disfrutamos. Un besote.